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La universidad valenciana languidece en los «rankings»

La Universitat de València retrocede en las tres grandes clasificaciones universitarias mundiales mientras la Politècnica se estanca - «Estar entre las 100 mejores con el sistema universitario español es casi imposible»

La universidad valenciana languidece en los «rankings»

En la champions de las universidades que configuran los tres principales ránkings universitarios mundiales -el de la universidad Jia Tong de Shanghái (Arwu), el de la revista Times Higher Education (THE) y el de la consultura Quacquarelli Symonds (QS)-, solo juegan dos de las cinco universidades públicas de la Comunitat, la Universitat de València (UV) y la Universitat Politècnica de València (UPV). En los últimos años las posiciones de ambas o se han estancado o van camino de declinar en un lento languidecer en el que bordean descolgarse de las 500 mejores del mundo. Aún así, la Politècnica, capea mejor el temporal que el Estudi General al ser más especializada y volcarse en la transferencia tecnológica.

¿Qué explica este declive o estancamiento? Responsables tanto de la UV como de la UPV coinciden en apuntar en primer lugar a fenómenos internacionales, como la pujanza de los países asiáticos o la irrupción de los petrodólares de los países del Golfo en la inversión en conocimiento, que están cambiando el mapa universitario mundial. Sin olvidar, por supuesto, los problemas estructurales que lastran a la educación superior y al ecosistema de Investigación, Innovación y Desarrollo (I+D+i) en España, como el envejecimiento y la falta de relevo generación o la dificultad de atraer y retener talento.

Este mal endémico afecta en mayor medida a las universidades valencianas, ahogadas por la falta de financiación por parte del Consell. Ante este negro panorama, desde los dos lados de avenida de Tarongers que separa los campus de la UV y la UPV, consideran que el éxito no es ya escalar en los rankings internacionales, si no mantenerse. Seguir, pese a todo, entre las 500 mejores del mundo en el índice de Shanghái, que analiza a más de 20.000 instituciones de enseñanza, más bien parece un milagro.

La pujanza asiática

El jefe de Gabinete del Rector de la UPV, Juan Miguel Martínez, explica que las universidades europeas, y por ende las españolas, caen en los rankings internacionales ante el empuje de las universidades asiáticas, especialmente las de China, donde están invirtiendo grandes cantidades en investigación, atracción de talento y laboratorios». «En la situación económica actual, el reto es mantenernos», añade.

Un poco más cerca, las monarquías petrolíferas del Golfo Pérsico están echando el resto construyendo grandes complejos como la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdalá de Arabia Saudita, o importando directamente universidades. «Abu Dhabi acaba de comprar una sede de la Sorbona de París», apunta el vicerrector de Participación y Proyección Territorial de la UV, Jorge Hermosilla.

El experto en rankings e investigador postdoctoral de la UPV, Enrique Orduña, destaca que los rankings internacionales dan mucho valor a que las universidades cuenten entre su profesorado con premios Nobel e investigadores altamente citados. «Las universidades del Top 100 compiten entre ellas por contar con los mejores, en EE UU es casi como los fichajes de fútbol y en los países árabes se están ofreciendo grandes cantidades a los científicos más punteros, proponiéndoles incluso contratar a todos sus equipos y montándoles el laboratorio que pidan». «En el terreno internacional jugamos con una desventaja económica importante», subraya Hermosilla.

«Desventaja económica»

«Estar entre las 100 mejores universidades del mundo con el sistema universitario español es casi imposible, además su presupuesto es varias veces el nuestro», apunta Martínez. «Si un premio Nobel quisiera venir a una universidad valenciana-prosigue- no le podrías dar una plaza de catedrático, lo único que le podrías ofrecer es un contrato de doctor para dos años como si hubiera empezado la carrera».

Martínez incide en que «el primer hándicap» de las universidades españolas «es atraer talento, pues eso tiene un coste que no podemos asumir, ya que incluso nos es complicado retener a nuestros mejores investigadores». «La gente nuestra que está destacando se nos va porque los están fichando... No podemos competir con universidades extranjeras que les ofrecen el triple que aquí», lamenta.

Hermosilla urge a la Generalitat y al Gobierno a habilitar nuevas figuras contractuales de personal docente e investigador que permitan a las universidades retener talento. Un ejemplo en este camino son Cataluña y Andalucía, «que han introducido los contratados doctor indefinidos, lo cual les permite ser investigador principal en proyectos europeos y atraer fondos internacionales», asegura.

Falta de relevo generacional

Una reivindicación que no admite demoras, según Martínez, pues «los investigadores potentes se están jubilando y no estamos incorporando gente nueva». «Esta falta de relevo generacional influirá negativamente en los rankings, pues al no generarse equipos de investigación se pierde el saber hacer o el know-how», advierte.

En este sentido, el decreto de recortes en educación de 2012 del Ministerio de Hacienda que limitó la tasa de reposición de las jubilaciones del Personal Docente Investigador (PDI) al 10 % ha sido una losa para la UV, que con un claustro con una media de 55 años de edad es la más envejecida de las cinco instituciones que integran el Sistema Universitario Público Valenciano (SUPV).

«La tasa de reposición nos ha perjudicado seriamente -afirma Hermosilla- porque hemos aumentado mucho el número de alumnos por profesor». La ratio profesor-estudiante en algunos rankings, como el QS, supone hasta el 20 % de la puntuación. En este sentido, el vicerrector de la UV, sostiene que «es imposible paliar los efectos de la tasa de reposición a base de profesorado asociado». Antes de los recortes, continúa, «teníamos 50 alumnos por grupo y ahora la media es de 80 y no podemos contratar a más profesorado, lo cual afecta a nuestra posición en los rankings».

El tamaño sí que importa

Preguntado por que la Politècnica obtiene mejores resultados que la UV, Hermosilla considera que las universidades más grandes «parten de una posición de desventaja». Aquí no sólo influye la ratio profesor-estudiante ya citada, sino otros indicadores que también miden los rankings como la empleabilidad de los egresados, donde «sin desmerecer la calidad de las titulaciones, obtenemos peores resultados debido a un factor de escala».

«El perfil de Estudi General también nos perjudica en los rankings, que priman la especialización», añade. «Tenemos 18 facultades y disciplinas, especialmente de Humanidades, que no pueden publicar en revistas de impacto», otro de los grandes indicadores en que se fijan los rankings.

Orduña, por su parte, destaca que las politécnicas «están infrarrepresentadas en los rankings internacionales porque las ingenierías publican menos trabajos en revistas de impacto, mientras Medicina, Física y Biología generan mucha producción científica».

No obstante, tanto Martínez como Hermosilla, coinciden en que las universidades valencianas «son muy eficientes» si se tienen en cuenta la financiación y los medios con que cuentan.

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